Compartiendo experiencias
Experiencias de vida entre dos ciudades: Caracas, que para mi es lo que Manhattan para Woody Allen, y Santiago de Compostela la roca que me ancla en un pasado personal e histórico.
Estamos en la era de los blogs... Todo el mundo tiene uno. Parece que si no tienes un blog no eres nadie. Pero, tener un blog, ¿para qué? ¿Se tiene algo importante qué decir? Esta es la cuestión. Lo cierto es que parece que para alguien que tiene la profesión de periodista, que ejerció la profesión durante doce años tener un blog es, o debería ser, un imperativo. Y de esta forma me lo planteo; por eso decidí crear este blog.
Primero, y antes que nada, decir que soy venezolana o, quizás deba decir, venezolano-española, puesto que mis padres son españoles, para más señas gallegos. Yo nací en Caracas, pero viví mi infancia entre Santiago de Compostela y la capital venezolana. No obstante, pasé toda mi adolescencia y primera juventud en Caracas, ciudad que para mí es lo que Manhattan para Woody Allen. De hecho su película, Manhattan, es mi preferida, por el sentimiento de identificación que me provoca el cineasta neoyorkino en la visión de su urbe.
Tanto Caracas como Santiago de Compostela me marcaron como persona. En Santiago adquirí gran parte de mis valores, gustos y forma de ser que terminaron de definirse en una Caracas cosmopolita y moderna que añoro. Entiendo que para mis compatriotas no termine de ser venezolana, pues, al fin y al cabo soy una venezolana cuya impronta española está muy presente. Pero lo importante es cómo me siento y lo cierto es que me siento venezolana y española.
No cabe duda que hoy por hoy Venezuela es mi tierra, y Caracas la ciudad donde me gustaría estar viviendo si no estuviese convulsionada por todos los problemas que la aquejan. Pero pasa por una etapa política convulsiva y hace años se ve inmersa en un declive, corrupción e inseguridad que, junto con la inflación y la superficialidad de los que más tienen, convierten a la capital venezolana en un lugar muy inhóspito para poder vivir.
Por primera vez mis compatriotas, desde la segunda mitad del siglo XX, se encuentran gravemente enfrentados, pero tengo que decir que es una situación que no me sorprende. Quizás por el hecho de que siempre me sentí como si viese todo desde una perspectiva foránea, pude percibir los errores que estuvieron cometiendo, y que todavía cometen aquellos que tienen la responsabilidad de sacar el país adelante, entre otras razones porque pertenecen a la clase más formada.
Y como ya muchos hemos dicho, de aquellos barros vienen estos lodos que ahora tanto nos molestan. Lo extraño no es que Venezuela o América Latina estén como están. Lo extraño es que no estén peor. Puede parecer una visión pesimista, pero creo que es bastante real.