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LA INTOLERANCIA DE LAS IDEAS SE DESBORDA

 

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                           Un país convulsionado: las protestas y enfrentamientos se sucen entre oposición y oficialistas

 

 

Por Mercedes Fuentes

 

 

Desde que puse pie en Venezuela más de una persona me pidió que escribiese sobre lo que viese en el país y su proceso político. Los que me lo piden son mis amigos y algunos, por supuesto, esperan que cuente sobre el proceso revolucionario venezolano al que admiran y otros , simplemente, quieren que comparta mi opinión porque saben que busca ser imparcial o que da un punto de vista que busca respuestas alternativas a la polarización actual.

 

Cuesta trabajo hablar sobre lo que ocurre en mi país, pues en ambos sentidos  cualquier cosa que se escriba está sometida a la “censura” social de ambos bandos. Por tratar de escribir de forma imparcial, y desde mi punto de vista, un punto de vista muy crítico con la sociedad y el país que conocí, me gané la “enemistad” de algunos antiguos "amigos", porque me calificaron  tácitamente de chavista y ellos consideran que democracia es que todos piensen y vean el mundo como ellos lo ven, porque ¿de qué otro modo se puede ver? Según ellos no hay formas alternativas.

 

Otros amigos, y no tan amigos, contrastaron sus opiniones con las mías, desde la diferencia de opiniones, y me han confesado que en el ejercicio se han sentido que estaban en un proceso de  aprendizaje. De esta forma he perdido amigos que nunca lo fueron y he ganado amigos que nunca había tenido. Eso es en todo caso lo que se busca.

 

Me piden, además, que opine en un momento delicado, donde el gobierno está en proceso de cerrar unas cuantos cientos de emisoras en el país y ha creado una ley que busca cercenar la libertad de  expresión… En un principio provoca hablar en contra de estas medidas… simplemente por lo que ya ellas significan en la coartación de la libertad de expresión individual,  y contra las que, por supuesto, estoy en desacuerdo. Pero lamentablemente también recuerdo que cuando quiero publicar algo a favor del chavismo y el gobierno de Chávez me siento cercenada en mi libertad de hacerlo, pues la presión de la oposición se acerca, en muchos casos, al facismo más puro,  y se parece mucho a lo que supuestamente condena; su actitud es extremadamente violenta aún no teniendo el poder de las instituciones en sus manos. Su soberbia sigue intacta, pero es aún peor porque se considera que está por encima de las instituciones y los poderes en el país, que por cierto, deben tener muy poca legitimidad para ellos si obran de esta manera.

 

Igualmente, recién vengo de realizar un trabajo de investigación en El Nacional, y tengo muy fresca en mi memoria la impresión que me llevé cuando descubrí que el  mayor ataque que recibió este periódico, y su dueño,  fue recién iniciada la democracia venezolana, cuando la Asociación de Anunciantes de Venezuela, liderizados por la cadena americana Sears sometieron, en su día,  a la empresa a un boicot hasta que  lograron  que su dueño y fundador Miguel Otero Silva, se alejase de sus funciones y traspasara a otros familiares parte de  sus acciones, así como su responsabilidad como Director del periódico. Como posteriormente diría nuestro escritor, en nombre de la libertad de empresa, cercenaron su derecho de dirigir su empresa como quería. Entonces ¿cuál es la libertad de prensa y empresa? ¿Aquella que permite sólo la libre empresa?

 

También es cierto que los medios de comunicación, en los últimos años, han orquestado, dirigido  y acompañado a una oposición  de forma extremadamente agresiva hacia el actual gobierno, todo eso en nombre de la libertad de información. Su actitud ha sido en extremo irrespetuosa hacia los funcionarios del gobierno e incluso hacia el presidente, lo que nos hace pensar que poco significa ser presidente en Venezuela,  un puesto al que se le da mucha importancia, por otro lado, en nuestro país  y que parece tener tan poco poder, a menos que se le esté hablando al pueblo de tú a tú, como hace Chávez a través de su programa, Aló presidente,  contrarrestando al resto de los poderes y proporcionándose el respaldo  de un pueblo que puede calmar y enardecer, según parece, gracias a ese poder de comunicación que tiene con una gran mayoría de la gente perteneciente a  las clases desposeídas y marginadas de la sociedad venezolana.

 

Lo que pasa es que tanto la oposición, como a los medios de comunicación, que han orquestado ese enfrentamiento de tú a tú con todos los poderes del estado, sin miedo alguno, desafiándolo, mientras lo llamaban dictadura, se olvidaron que estaban desconociendo  no sólo a un gobierno y a un líder, sino también, a un pueblo que lo votó. Y que el irrespetado no era sólo  ese gobierno y a ese líder sino todo un pueblo que está cansado de sentirse desposeído, marginado, maltratado… Mientras los representantes de la oposición no han tenido miedo  de enfrentarse y gritar su postura en una Venezuela en dictadura,  mucho de los afectos al gobierno han tenido mucho cuidado de no mostrar su afección al gobierno por temor al rechazo de amigos, conocidos , vecinos, etc… Sólo los más radicales, ligados a los círculos bolivarianos, parecen, apoyados con la fuerza de la intimidación, haber tenido ese privilegio. Como es el caso más reciente de Lina Ron y sus seguidores que arremetieron con enorme enfado contra las instalaciones de Globovisión.

 

Mucha de esta gente pro-chavista pulula en todos los ámbitos sociales y sólo cuando se sienten en confianza,  comentan su parecer o su afección. Entonces, ¿dónde está la dictadura gubernamental? Aquí, como en las leyes, hay que hablar de una parte escrita, la ley escrita,  y otra informal, ejercida a través de la presión social.

 

La oposición ha estado hablando de dictadura tanto y tantas veces que, al final, nos tememos que se va a convertir en realidad. Y es que hay quien dice que no hay que subestimar el poder de las palabras,  pues de tanto repetirlas  se terminan  plasmando, de una idea, en algo tangible. Y el obrar con  soberbia, en la actual Venezuela no ha sido ejercido por un solo bando, como piensa la oposición, sino por dos. En este ejercicio los venezolanos se han convertido en unos expertos. Si algo se ha demostrado en Venezuela es que sobra soberbia.

 

      

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